Celebración de la cocina local

Puede que sea el camino menos transitado, pero la invitación al almuerzo de la abuela proviene de una antigua comunidad montañosa que pertenece a la minoría Da Qin en China. El camino serpentea a través de campos de árboles frutales y florecientes árboles de pimienta de Sichuan, pasando por antiguas ruinas y torres de vigilancia. La abuela está esperando, con una sonrisa en la cara y una olla burbujeando sobre la estufa, las fragantes especias llenan de aroma la habitación. Se trata de una oportunidad única de degustar una receta que sigue su propio viaje en el tiempo, acompañada de productos de temporada recogidos frescos para la ocasión. Con cada bocado llega un descubrimiento sobre los métodos de cultivo indígenas de la familia y los beneficios para la salud de cada ingrediente.

En contraste con las tradiciones antiguas, algunos de los mejores platos son improvisados. Aquí es donde el viaje da un giro inesperado, a través de puestos aromáticos en un mercado de agricultores mediterráneos. El chef que le acompaña sabe dónde ha crecido cada verdura el día anterior. Todas ellas se examinan, se huelen y se prueban y solo las mejores se eligen para un menú personal en la mesa del chef esa noche, maridado con el vino adecuado para resaltar el sabor; así se dará cuenta de que este chef no come para vivir, sino que vive para comer.

Del mercado al océano, con el sol todavía dormido y el horizonte brumoso. Las tranquilas aguas del atolón Laamu bañan el tradicional dhoni de madera mientras un pescador local traza el rumbo hacia un lugar de pesca privilegiado para atraer un pez. Una vez capturado, el pescado se prepara con un poco de limoncillo y jengibre, se envuelve en una hoja de plátano y se asa a la parrilla para almorzar en un banco de arena desierto. No hay grandes historias, solo simplicidad, algo que posiblemente sea lo más difícil de conseguir.

Para aquellas personas que se inspiran en la cocina local, también existe la posibilidad de aprender algunos secretos de cocina de primera mano. Un viaje a través de las diferentes regiones culinarias del valle del Duero descubre los misterios de cómo se preparan y combinan los alimentos, pero también su impacto sobre la salud, el bienestar y la comunidad a escala local y global. Aquí, la conservación sostenible de alimentos se realiza a la antigua usanza, mediante encurtido, salazón, deshidratación y ahumado.

Con la comida llega el romance. Para algunos, eso podría significar relajarse en pufs gigantes en una terraza privada en Dining on the Rocks (elija la opción Table 100) con champán y samosas hechas a mano mientras contempla la puesta de sol en el horizonte en el Six Senses Samui. Otras personas podrían decantarse por un estilo más árabe, con mezze y cordero servidos en una playa de arena fina bajo gigantescas tiendas beduinas. No hay presión ni siquiera para salir. A veces, la velada más memorable comienza de manera tranquila y sin complicaciones: una acogedora barbacoa en la villa, con las estrellas titilantes y el sonido de las olas como compañía. Después de todo, ¿no es una buena comida la oportunidad perfecta para hacer una pausa, reflexionar, dar gracias y celebrar la vida?